Evangelio segú San Mateo 5, 43 – 48

sábado, 3 de marzo de
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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habrán oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, y recen por los que los persiguen. Así serán hijos de su Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si aman a los que los aman, ¿qué premio tendrán? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto."

 

Palabra de Dios

 

 




P. Guillermo Feldman Asesor Pastoral de la Diócesis de Quilmes

 

Cuando terminaba de leer este evangelio, pensaba que el Reino de Dios, que tantas veces anunció Jesús vino a proponernos cosas tan lejanas a la lógica humana que casi es imposible a veces llevarlas adelante, y me refiero explícitamente a lo que hoy la Palabra nos viene a decir: Que amemos a nuestros enemigos y que seamos perfectos como lo es el Padre que está en el cielo. Pensaba y meditaba qué nos llevará a los hombres a poder actuar de ésta manera, creo que ésta respuesta viene dada por Jesús en el Evangelio de Juan: "Como el Padre me amó, así  también los he amado yo. Permanezcan en mi amor. Quien permanece en mí y yo en el dará muchos frutos, porque separados de mí no pueden hacer nada". Es decir, permaneciendo en el amor solamente lograremos alcanzar este camino de perfección propuesto por Jesús. Recordemos porque así también nos enseña la misma Palabra de Dios: El amor es paciente, es servicial, no es envidioso, no busca aparentar, no es orgulloso, ni actúa con bajeza, no busca su interés, no se irrita, sino que deja atrás las ofensas y las perdona, nunca se alegra de las injusticias y siempre se alegra de la verdad, todo lo aguanta, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. Que distinto seria el mundo, que distintos seríamos nosotros si realmente tomados de la mano de Jesús comenzaríamos a transitar por los caminos del amor que nos viene a enseñar y que nos llevará seguramente a amar a todos sin excepción, sin hacer acepción de personas, y transitar este camino de perfección al que todos estamos llamados. Cuantos enojos evitaríamos, cuantos amigos ganaríamos en la vida si realmente vieran  las manos en nosotros la imagen de Dios que nos ama como a sus hijos verdaderos.
Que esta Palabra de hoy sea fuente de inspiración para nuestra vida y realice en nosotros lo que ella promete. Amén. Que tengas un día lleno de bendiciones.

 

 

Oleada Joven