Evangelio del día según San Mateo 5,17-19.

martes, 13 de marzo de
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No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. Mario Sánchez Sacerdote de la Arquidiócesis de Córdoba

 

 Que lindo cuando Jesús nos invita a descubrir el amor de Dios derramado en su palabra y en la ley, pero no en la ley fría, externa, sino esa ley que para nosotros era luz, guía, camino, aquello que nos ayuda a caminar en la senda y en la voluntad de Dios. Cristo pensaba como casi orando, quiere que acatemos su ley; no por puro cumplimiento, no es que cumplo y miento sino como aceptación respetuosa y gozosa de su voluntad que quiere lo mejor de nosotros, lo mejor de mi, y me señala el camino, la palabra de Dios me da vida, como voy a prescindir de su palabra cuando es la luz para mis pasos y la fuerza para seguir caminando hacia la vida; y por eso nos ayuda acercarnos a este evangelio que nos propone para este miércoles: no creáis que he venido a abolir a los profetas. Jesús en muchos episodios de su vida parece ir en contra de la ley del antiguo testamento, nunca Jesús se salto ninguno de los preceptos de la ley de Israel, Jesús simplemente combatió, digamos así, el formalismo exterior con el que se vivía la ley en su tiempo, Jesús denuncio, podríamos decir el analfabetismo religioso de la gente especialmente de aquellos entendidos con respecto a la ley; la ley es mucho mas que la letra, la ley contiene la palabra sabia de Dios, la ley es lo característico de una nación de adultos, de un pueblo que camina en el espíritu de Dios y por eso quizás me preguntaba ¿como nos situamos frente a la ley? el carácter, podemos decir así… de autoridad de la palabra de Dios, ¿lo vemos como restrictiva de nuestra libertad? o realmente lo vemos como un camino que nos ayuda a caminar en la senda de Dios.

La primer lectura de hoy en la liturgia nos decía justamente esto de la ley, que en nuestras consciencias tenemos que combatir el peligro de que no entendamos, que la cumplamos externamente, pensaba que a través del evangelio Jesús nos dice que no quiere que se deje de cumplir ninguna letra, ninguna coma, sino que realmente se cumpla, pero descubriendo la voluntad de Dios, hoy nos encontramos con muchas personas de nuestro alrededor que saben, en el mejor de los casos, la ley, saben el evangelio… pero a veces no saben, no conocen los fundamentos del espíritu de la palabra de Dios, aquello que da vida a la escritura, creo que tenemos que hacer memoria de todo lo que ha hecho Dios por cada uno de nosotros porque me parece que es aquí donde radica uno de los grandes problemas que se enfrenta la iglesia hoy en día y nuestra sociedad digamos de valores, que la cadena de transmisión de la fe a veces se ha roto se ha cortado y sin esta cadena la fe se muere, Dios no actúa directamente por arte de magia en la vida de las personas, Dios actúa por medio de otras personas de una manera suave, respetuosa, haciendo que cada persona se de cuenta de que en aquel encuentro, en aquello que sucedió, en aquello que se leyó, Dios se encontraba detrás, sin hacer ruido a veces pero esta detrás de cada acontecimiento, de cada encuentro, de cada lectura, de su palabra sobre todo, y poder transmitirla de generación en generación, hoy tenemos que seguir transmitiendo esta fe respetuosa y coherente de generación en generación y por eso quizás la gran pregunta hoy, la consigna, la meditación que tenemos que hacer entonces con esta palabra quizás es ¿como voy haciendo esa transmisión de fe?¿como doy testimonio de mi fe?¿como vivo coherentemente la fe y la vida?¿soy capaz de expresar en mi vida lo que creo en la fe?

 

 

 

Oleada Joven