Evangelio del día según San Juan 5,17-30.

miércoles, 21 de marzo de
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 El les respondió: "Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo".
Pero para los judíos esta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.
Entonces Jesús tomó la palabra diciendo: "Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo.
Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes queden maravillados.  Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie: él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo,
para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.
Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en aquel que me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida.
Les aseguro que la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán.
Así como el Padre dispone de la Vida, del mismo modo ha concedido a su Hijo disponer de ella,
y le dio autoridad para juzgar porque él es el Hijo del hombre.
No se asombren: se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz
y saldrán de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán para el juicio.
Nada puedo hacer por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.

 

Palabra de Dios

 




 P. Fernando Goicochea Sacerdote Salesiano de Don Bosco

 

Hoy comenzamos el otoño, una etapa nueva del año y me hace bien recordar una expresión que usaba Gabriela Lasanta "Mirando los árboles que se despojan de sus hojas, mirar de cuántas cosas nosotros tenemos que despojarnos". Está muy bueo en este tiempo de cuaresma, tiempo de despojarnos de tantas cosas, sobretodo de nuestra propia voluntad  que es lo que más nos cuesta. En el evangelio de hoy Jesús termina diciendo que lo que Él busca no es hacer su voluntad sino la de aquel que lo envió. Que lindo ver en Jesús que todo lo que Él nos enseñó, lo vivió primero, y le "puso el pecho a las balas". Jesús nos enseña a pedirle a Dios "Padre hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo" y Él lo vive primero.

 

Otra cosa linda del evangelio de hoy es como Jesús lo llama a Dios Padre y precisamente por esto es por lo que los fariseos lo van a condenar a muerte, porque se hace igual a Dios llamandolo su propio padre. No sólo violaba el sábado sino que se hacía igual a Dios llamandolo su propio Padre. En realidad Jesús si no lo hubiera llamado así iba a ser un mentiroso, porque Él es el hijo de Dios y el hijo del hombre, Él es verdadero Dios y verdadero hombre, este es el misterio de la persona de Jesús. Y una consecuencia hermosa de todo esto es que Él nos consiguió a nosotros ser hijos en Él, ser hijos en el Hijo. Gracias a Él nosotros también somos hijos de Dios y podemos llamarlo verdaderamente nuestro propio Padre.

 

Fijemonos qué precioso don que nos trajo Jesús. Cuando Él sube dice: "Subo a mi Padre y al Padre de ustedes, a mi Dios y al Dios de ustedes". Tal vez el día de hoy lo podemos vivir tomando consciencia de este hermoso don de tener un Padre con todas las letras, que nos ama como ningún padre puede amarnos, ni el tuyo ni el mío nos puede llegar a amar por muy bueno que sea. Es un Padre puro amor que no va a dejar de hacer nada  por nosotros, incluso entregar al propio hijo (asumiéndolo el hijo por propia voluntad)… es la locura más grande del amor de Dios. Entrega a su hijo amado para que nosotros, pecadores tengamos vida y vida en abundancia.

 

Que esta realidad de fe llene tu corazón a lo largo de todo este día.


 

 

 

Oleada Joven