Jesús les dijo también: "Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir". Los judíos se preguntaban: "¿Pensará matarse para decir: 'Adonde yo voy, ustedes no pueden ir'?". Jesús continuó: "Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho: 'Ustedes morirán en sus pecados'. Porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados". Los judíos le preguntaron: "¿Quién eres tú?". Jesús les respondió: "Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo. De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo". Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre.
Después les dijo: "Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada". Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.
Palabra de Dios
P. Gustavo Gatto Asesor Pastoral Juvenil de la Diócesis de Villa María
Hoy Jesús se enfrenta con los fariseos, les habla enigmáticamente y les dice “ustedes son de aquí abajo… yo soy de lo alto, ustedes son de este mundo… yo no soy de este mundo”.
Esta dicotomia de lo alto y de lo bajo, de este mundo y no de este mundo, me hace acordar a este cuento hermoso del Padre Mamerto Menapace, “Morir en le Pavada”. Como habían encontrado un huevito de cóndor… lo habían empollado, creció de una pava… este cóndor se crió en la pavada, aprendió a hacer todo lo que hacían los pavos… en algún momento sintió una voz interior que le decía que el era de las alturas, que el había nacido para las alturas pero lamentablemente arrastrado por la pavada… murió en la pavada.
Nosotros también somos de lo alto, eso no significa que no vivimos en este mundo ni que nuestra espiritualidad no tiene que estar encarnada… ser de lo alto significa que nuestra mirada tiene que tener un sentido, una trascendencia que no podemos vivir en la superficie, permanente, que no podemos vivir sin un sentido, sin que nuestras cosas tengan un sentido, nuestras alegrías y nuestras tristezas; hemos sido creados como el cóndor, para vivir en lo alto, muchas veces nos puede pasar que la pavada que nos rodea nos haga vivir mirando para abajo, nos haga vivir una vida chata y una vida superficial.
El Señor hoy nos quiere despertar, nos quiere invitar a vivir siempre hacia las alturas.
Que tengas una buena semana!