Evangelio del día según San Lucas 24,35-48.

domingo, 22 de abril de
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Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu, pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo". Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies. Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?". Ellos le presentaron un trozo de pescado asado; él lo tomó y lo comió delante de todos. Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en la de los Profetas y en los Salmos". Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras, y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo esto.

 

Palabra de Dios

 

 


 

 

P. Andrés Peirone Sacerdote Salesiano de Don Bosco

 

Hoy la Iglesia nos regala, en el Evangelio de Lucas, esta aparición de Jesús.

Jesús que se hace presente en medio de sus discípulos, y los discípulos tienen un miedo muy grande: el miedo de que Jesús sea un fantasma, sea algo distinto a ellos; lo que produce mucho temor, por eso dice el texto: los dejó atónitos. Y Jesús ahí nomás les responde: ¿por qué tienen miedo?, soy yo. ¿No ven que este soy yo? Tóquenme, véanme… Es más: quiero comer, ¿tienen algo para comer? Y dice el texto que tomó el alimento y lo comió delante de ellos.

 Es un texto que nos recuerda algo grande. Nos recuerda que Dios ha hecho una opción por la humanidad; y a pesar de su Pasión y de su Muerte no se desencantó de la humanidad, sino que sigue optando por la humanidad. Resucitado sigue entre nosotros, sigue acercándose a nosotros. Es como que da otra oportunidad; es como que el Señor sigue poniendo su mirada, deteniendo su mirada sobre nosotros.

Hoy, a la luz de este Evangelio, es un día para alegrarse mucho, alegrarse por tener este Dios que tiene una mirada de esperanza sobre nosotros, que confía en nosotros más de lo que nosotros confiamos en nosotros mismos; un Dios que sigue apostando por nosotros.

Y, a la vez, este Evangelio nos regala una nueva mirada sobre nosotros: si en mis lugares de vida: en mi familia, en mi trabajo, entre mis amigos, en mi lugar de estudio… hay o hubo situaciones de muerte, situaciones de dolor, de tristeza, si sufrí heridas… este Evangelio me dice: ¡seguí apostando por los tuyos, seguí jugándote por ellos, otra oportunidad, seguí creciendo; seguí, juntos, madurando!

Un Evangelio que llena la mirada y la vida de esperanza.

 

 

 

Oleada Joven