Evangelio según San Marcos 10,32-45

domingo, 27 de mayo de
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"Mientras iban de camino para subir a Jerusalén, Jesús se adelantaba a sus discípulos; ellos estaban asombrados y los que lo seguían tenían miedo. Entonces reunió nuevamente a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: "Ahora subimos a Jerusalén; allí el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos: ellos se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Y tres días después, resucitará". Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir". El les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?". Ellos le dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria". Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?".
"Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo.
En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados". Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. Fernando Goicochea Sacerdote Salesiano de Don Bosco

 

Jesús anuncia una vez más cual es el camino que Él va a realizar y lo que le espera: un camino de burla, de sufrimiento, de azote y muerte, pero que termina en resurrección. Por otra parte, fuertemente contrapuesto al anuncio de un camino, una llamada, de una entrega plena de Jesús para que el crecimiento de los hombres en Él tengan vida, se encuentra esta mirada rastrera, baja, buscando el "puestito" de los discípulos, podríamos decir de todos, si bien los hijos de Zebedeo -Santiago y Juan- son los que expresan ésto, los otros al manifestar su indignación contra ellos, están diciendo de alguna manera que también hubieran querido eso y se enojan porque ellos se les adelantan.

 

Y Jesús que los escucha y les dice que un puesto más alto implica una cercanía mayor con el cáliz de Jesús e inconcientemente responden que sí lo podrían hacer. Y luego Jesús termina diciendo con tanta claridad, que el poder que Él nos propone vivir no tiene nada que ver con el poder de los que dominan las naciones, la diferencia está particularmente en que ellos lo hacen como si fueran sus dueños; por ejemplo un presidente no es el dueño de una nación, un empresario no es el dueño de personas, no son recursos humanos y así podríamos continuar pensando que cualquier lugar de poder no nos da el dominio sobre esas situaciones.

 

La imagen que más nos ayuda a ponernos en sintonía con Jesús es la palabra de los talentos; algo se te ha dado y por lo cual en un determinado momento vas a tener que rendir cuentas. Por eso el que quiera ser el primero que se haga servidor de todos, eso no se nos ha dado, y digo así, incluyéndonos todos, porque todos tenemos algún ámbito de poder; el que es portero permite quien puede pasar y quien no, el que realiza algún servicio doméstico tiene un montón de lugares que conoce y sabe lo que hace y puede influir para el bienestar de esa familia, llevando y trayendo información dentro de la propia familia, etc.

Cada uno de nosotros en los lugares que tenemos ejercemos algún tipo de poder, ya sea mayor o menor, y el modo en que Jesús nos invita a vivirlo es así: que vivamos siendo serviciales, ofreciéndonos para que los otros puedan vivir a través de eso que hacemos, que ese servicio que prestamos haga que los demás estén felices y estén bien, esa sería la medida, y no esta otra que es profundamente egoísta que es la de querer buscar un puestito o lugar para uno mismo.

 

Que el Señor nos conceda en éste día poder vivir intensamente una actitud de servicio como Él , que vino no para ser servido sino para servir y dar la vida, que podamos en este día, incluso compartiendo un poco éste cáliz con algún sufrimiento, le ofrezcamos al Señor de corazón toda nuestra vida y a nuestros hermanos también sirviéndolos con toda el alma.

 

 

 

 

Oleada Joven