Evangelio según San Marcos 14,12-16.22-26

sábado, 9 de junio de
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El primer día de la fiesta de los panes Acimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los discípulos dijeron a Jesús: "¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?". El envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: '¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?' El les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones y ya dispuesta; prepárennos allí lo necesario". Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua. Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen, esto es mi Cuerpo". Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella.
Y les dijo: "Esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos. Les aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios". Después del canto de los Salmos, salieron hacia el monte de los Olivos.

 

Palabra de Dios

 

 


 

P. Andrés Peirone Sacerdote Salesiano de Don Bosco

 

Hoy con toda la Iglesia celebramos una fiesta grande: la fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, ésta solemnidad nos ayuda a recordar y a pasar una vez más por el corazón una gran verdad, que Jesús se quiso quedar en el pan y en el vino eucarístico.

Es algo que talvez desde chiquitos estamos tan acostumbrados a escuchar que nos parece obvio y natural…pero que Dios esté en ese pan, que Dios esté en ese vino, que ese pan no sea pan y que ese vino no sea vino, sino Cuerpo y Sangre de Cristo, en definitiva, la presencia real del Señor, es algo que dificilmente lo podamos comprender, pero creemos.

 

Cuando uno abre el corazón a ésta gran verdad de la presencia real de Jesús eucarístico, sentimos ésto de decirnos "como no vivir postrado a sus pies, como no darle el corazón, como no desear diariamente visitarlo, como no querer pasar un ratito a sus pies aunque sea viéndolo."

 

Adorar a Jesús presente en la Eucaristía, alimentarnos de su Cuerpo  y de su Sangre, parecernos cada vez más a Él, que se parte y se reparte para los demás…. Jesús Eucaristía: que regalo tan grande de Dios!! No nos dejó solos, se quedó, Él, nada más ni nada menos que Él…. ¡Cómo no adorarlo!

 

 

 

Oleada Joven