Evangelio según San Mateo 13,36-43

lunes, 30 de julio de
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Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal,
y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!

 

Palabra de Dios

 

 



P. Pedro Luchesse

 

Cuantas veces, se nos ha proclamado esta parábola; cuantas veces la hemos escuchado, cuántas veces hemos usado la imagen sembrar cizañas, o hemos acusado a alguien alguna vez  de ser cizañero, pocas parábolas del Evangelio describen la realidad de nuestro propio corazón como lo hace esta, la eterna realidad del corazón humano, donde luchan el bien y el mal, la lucha dramática que San Pablo lo dice -que me pasa que no hago el bien que quiero, sino hago el mal que aborrezco".



Con esto corremos el riesgo de juzgar el peligroso juego de buenos y malos, porque este juego no lo enseña Jesús, por eso tenemos que redescubrir y detenernos en el aspecto más deslumbrante y consolador que nos ofrece este texto: la actitud paciente consoladora y misericordiosa de Dios con nosotros que somos sus hijos.



La cizaña es un tipo de planta similar en su aspecto y forma a los otros cereales, pero es venenosa y daña el grano bueno con el que se la mezcla, de aquí la actitud de aquellos peones que está en la parábola, -“quiere que vayamos a arrancarla” ,”no no”-, dice el señor, porque se corre el riesgo de arrancar la buena semilla, se corre el riesgo de arrancar la planta buena; aquí está la figura de Dios, de un Dios que sabe esperar, que es también paciente, que es comprensivo, un Dios que no tiene apuro, el consolador mensaje entonces es la paciencia de dios, es el aguante que él nos tiene, porque todos somos trigo y cizaña al mismo tiempo, es como decía hace un momento.



Nno podemos creer que unos son los buenos y otros son los malos, todos tenemos un poco de trigo y cizaña al mismo tiempo, basta examinar nuestro corazón y advertir como crecen juntos los buenos y los malos deseos; frente esta realidad Dios se apresura a detener a los intolerantes, a los que no comprenden, a los falsos justicieros, a los que se sienten dueños de la verdad, a los que condenan sin piedad.



No se apresuren sepan esperar, nos enseña el Señor, recordemos una de las enseñanzas o una de las expresiones que tiene el libro de la Sabiduría sobre Dios, " tus juzgas con serenidad y nos gobiernas con indulgencia" – solo el Señor conoce el corazón del hombre y sus reales posibilidades, si Dios no quiere por el momento arrancar, si Dios sabe esperar y no se apresura a tomar la guadaña para cortar la cizaña, deberíamos imitarlo.



El Señor es paciente. También esta feliz esperanza debe invadir sobre todo a los que creen que en su corazón hay mas cizaña que trigo, Dios sabe esperar ya que tiene voluntad de salvar , no de condenar, Dios cuida y perdona a todos porque después del pecado hay lugar para el arrepentimiento.



Como síntesis; no condenemos, no arranquemos de nuestro corazón y del prójimo la esperanza del arrepentimiento, todos somos trigo y cizaña al mismo tiempo, si alguien incurrió en un grave error o en un pecado, que vea en nuestros ojos no una mirada condenatoria sino una mirada compasiva y comprensiva; que así sea. Amén.

 

 

 

 

Oleada Joven