Evangelio según San Mateo 14,1-12

viernes, 3 de agosto de
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En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes, y él dijo a sus allegados: "Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos". Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía: "No te es lícito tenerla". Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta. El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle lo que pidiera. Instigada por su madre, ella dijo: "Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista". El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre. Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.

 

Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: P. Guillermo Feldman Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Quilmes

 

El evangelio de este día nos narra el martirio de Juan el Bautista, verdadero profeta que en los tiempos de Jesús se catacterizó por su fidelidad al anuncio de la Buena Noticia, a las denuncias de las injusticias y el llamado urgente a la conversión.

Es cierto que esta situación ha llevado a que su voz -austera pero con autoridad- molestara. Como fue el caso específico el caso de infidelidad que Herodes mantenía con Herodías, la mujer de su hermano.

 

Cuando terminaba de leer este evangelio me preguntaba que fue lo que llevó a Herodes a tomar esta decisión de decapitar a Juan el Bautista para que se apagara definitivamente su voz. Y lo primero que me venía al corazón es que la voz de Dios que se manifestaba tan claramente a través de Juan, no había podido llegar profundamente a su corazón, lugar donde se toman las decisiones más importantes de la vida. Su corazón había sido presa de las habilidades de una mujer que se movía por interés, que le gustaba el poder, sabiendo utilizarlo para poder callar al profeta que hablaba con la verdad.

 

Lo cierto es que uno puede descubrir a través de este relato, las consecuencias negativas que puede traer nuestro actuar y que muchas veces apagan la vida, precisamente cuando nuestros corazones están alejados de Dios y actuamos guiados por nuestras debilidades y miserias.

 

Creo que el evangelio de hoy nos invita una vez más a plantearnos y cuestionarnos en las decisiones  que tomamos en la vida, en la consecuencia que tiene nuestro actuar cuando nuestro corazón no está habitado por el Espíritu de Jesús y nuestro obrar no se realiza en conformidad con su Palabra que siempre es luz para nuestras vidas.

 

Quizás sea conveniente que podamos examinarnos con nobleza y fidelidad, y veamos si por nuestra vida y nuestro modo de actuar y vivir, nuestra vida resulta un verdadero testimonio para los demás.

Creo que la invitación es que hoy en día podamos ser auténticos profetas de la mano de Dios, que anunciemos y denunciemos aquellas cosas que nuestro Padre Bueno va dictando en nuestros corazones.

Que tengas un lindo día lleno de bendición, amén!

 

 

 

 

Oleada Joven