Evangelio según San Mateo 24,42-51

lunes, 27 de agosto de
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"Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada. ¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno? Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo. Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes. Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará', y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará el día y la hora menos pensada, y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes".


Palabra de Dios

 

 

 


Reflexión: Monseñor Estanislao Karlic | Obispo emérito de la Diócesis de Paraná


El Evangelio de hoy, mis queridos amigos, mis queridos hermanos, es una llamada a la vigilancia. Tenemos que estar muy atentos para que no llegue el ladrón a media noche y nos encuentre desprevenidos; tenemos que estar atentos porque no sabemos cuando viene el Señor al fin del tiempo, de nuestra vida, o de la historia del mundo; tenemos que estar siempre vigilando, porque no sabemos el día, ni la hora cuando el Señor vendrá. Seguramente vendrá al final de nuestra existencia para tomarnos cuenta de lo que hicimos siguiendo la ley de su amor, o contradiciendo su llamado a sembrar la verdad, la vida y la caridad.

 

Eso es propio de quien vive su misterio de imagen y semejanza de Dios, eso es propio del hombre que tiene conciencia de sí y del mundo que lo rodea, conciencia de su deber, de dar cuentas de los dones que ha recibido a su Señor. Pero no solamente así tenemos que estar vigilando para saber cuándo llega el Señor y prepararnos, o para recibirlo ya, si no lo esperábamos, y volcarnos con toda nuestra fuerza, con todo nuestro espíritu, a decirle al Señor que confiando en su amor hemos vivido, y le queremos dar cuenta de nuestra vida.

 

Entonces, esta vigilancia no es tanto temiendo qué nos pueda llegar que nos resulte difícil aceptar, sino más bien esperando encontrarnos con Aquel que habiéndonos amado, quiere amarnos hasta el fin, y quiere darnos nuevos dones, hacernos nuevos regalos.

 

Esa es la verdad de la historia, Dios empezó a darnos todo con la creación, a darnos a nosotros la vida, a darnos a nosotros la gracia. Qué nos dará al final de nuestra vida; Él mismo ya ha empezado a darse, allá se dará por entero, cara a cara.

 

Ese Señor está llegando en cada momento, vigilemos hoy, para que hoy el Señor sea recibido y aprovechado su amor en los ecos de nuestro amor. Hoy es el encuentro del Señor con nosotros, de nosotros con Él, y encontrándonos con Él, hoy es el día en que nosotros demos entender nuestro amor a todos los hombres. Quiera Dios que así vigilemos nuestro día, en nuestro día estemos vigilando porque el Señor viene, porque los hermanos esperan nuestra respuesta de fidelidad al Señor. Amén.

 

 

 

 

Oleada Joven