Evangelio según San Lucas 4,31-37

lunes, 3 de septiembre de
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Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza; "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios". Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño. El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!". Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.
 

 

Palabra de Dios

 

 



Reflexión: Monseñor Fernando Maletti | Obispo de Bariloche



La Palabra de Dios en el evangelio de San Lucas, nos refiere a la curación de un endemoniado, nos dice el evangelio que:

”Había un hombre en la sinagoga que esta poseído por el espíritu impuro y entonces lo recrimina a Jesús, el mal que tiene adentro.” Como a veces, tantas veces es la voz de la conciencia, nos hace como apartarnos del bien que se nos enseña desde la fe y desde la iglesia.

 

Y entonces Jesús que increpa a este endemoniado y con firmeza hace salir el mal de este hombre y llama la atención, como a partir de este gesto, que expresa una firme personalidad de parte del Señor. Todos miran la autoridad que deviene de Dios a Jesús y se admiran y por lo tanto su fama se extendía por toda la región de que él enseñará, hablará, actuará con tanta autoridad y esa autoridad viene realmente de Dios.

 

Que también nosotros como cristianos, discípulos misioneros por el bautismo, somos sacerdotes, profetas y reyes, podamos también tener la firmeza de la convicción de nuestra fe, para erradicar el mal de nosotros mismos y también de otros, mediante sobre todo como nos enseñan los obispos de aparecida, el testimonio y la irradiación.

 

Una forma de vida que provoque en muchos, ese famoso “Miren como se aman” lo cual entonces va a desterrar progresivamente y a veces también súbitamente el mal que queremos que se acabe.

Que el Señor los bendiga, los acompañe a todos ustedes y les la gracia que más necesiten.

 

 

 

 

Oleada Joven