Evangelio según San Lucas 11,37-41

lunes, 15 de octubre de
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"Cuando terminó de hablar, un fariseo lo invitó a cenar a su casa. Jesús entró y se sentó a la mesa. El fariseo se extrañó de que no se lavara antes de comer. Pero el Señor le dijo: "¡Así son ustedes, los fariseos! Purifican por fuera la copa y el plato, y por dentro están llenos de voracidad y perfidia. ¡Insensatos! El que hizo lo de afuera, ¿no hizo también lo de adentro? Den más bien como limosna lo que tienen y todo será puro."

 

Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: Monseñor Fernando Maletti | Obispo de la Diócesis de Bariloche

 

Queridos muchachos y chicas, queridos jóvenes, nos cuenta el Evangelio de hoy que había un fariseo que invitó a Jesús a su casa y que Jesús entro a la casa y se sentó a la mesa.



Muchas veces nos sentimos impuros, nos sentimos también incapaces de recibir a Jesús en nuestro corazón, nos sentimos que hemos metido la pata tantas veces, que ya el Señor no nos va a hacer caso y bueno, que importante es que Jesús siempre entre en nuestro corazón.



Lo que Jesús detesta, lo que a Jesús lo saca de las casillas es la falsedad, la doble personalidad, ser fallutos. Por eso le dice cosas a los fariseos, hasta en un lenguaje impropio de Jesús, "sepulcros blanqueados, lobos feroces disfrazados con pieles de corderos, raza de víboras". Este Jesús que dijo que el era manso y humilde de corazón, cómo lo escuchamos decir estas cosas, respecto de los fariseos.



Por eso que importante que nosotros, siempre estemos lavando y cuidando lo de adentro, de la abundancia del corazón hablan los labios.

Lo más importante es que nuestro corazón y nuestra mente estando limpios, hagan limpios nuestros sentidos, nuestras pasiones, nuestros afectos y no vivamos esa doble personalidad donde cuidamos tanto la imagen que estamos constantemente degradándonos. Porque en el fondo, estamos cuidando demasiado el que dirán y estamos finalmente dejándonos a la deriva, en cuanto al cuidado fundamental de aquello que nos hace mas persona, que es, precisamente el corazón de aquel que no se deja llevar por las apariencias, ni teme a las consecuencias de decir la verdad.



Que importante es que también en ese sentido, los jóvenes tengamos la valentía de saber denunciar, lo que hay que denunciar, aunque a veces caiga mal lo que decimos .Si eso que denunciamos esta precisamente discernido a la luz de la palabra de Dios y de las enseñanzas de la iglesia.



Que María nos ayude también a nosotros a descubrir que bajo su manto y a sus pies, en su amor maternal,  encontrar el justo equilibrio para una coherencia de vida, y para que no nos pase lo que les paso a los fariseos.


Que Dios los bendiga!







 

 

Oleada Joven