Evangelio según San Lucas 2,41-52

domingo, 30 de diciembre de
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"Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados". Jesús les respondió: "¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?". Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres."

 

Palabra de Dios

 

 


 

Reflexión: P. Andrés Peirone Sacerdote Salesiano de Don Bosco



Estamos en este último Domingo del año celebrando la fiesta de la Sagrada Familia, la Iglesia nos regala en el Evangelio de Lucas este texto de Jesús Niño que con doce años es llevado al templo, y lo que le pasa con su familia y el diálogo que tiene con ellos.

Jesús que se pierde al quedarse dialogando con los doctores de la ley, los sabios de aquella época y luego dialoga con su familia donde le reclaman: "porqué nos hiciste esto?"



San Lucas quiere acentuar que Jesús es Hijo de Dios Padre, que Jesús tiene una clara identidad, hijo de un Padre que lo ama mucho. La referencia de mi vida es mi Padre y también nos acentúa que el sentido de la vida de Jesús, su propósito, la razón de cada latido de su corazón es cumplir la misión del Padre.



Hoy también a vos, a mi, esta Palabra quiere recordarnos que todos somos hijos deun Padre que nos ama, ninguno es huérfano, todos tenemos un padre que nos ama: nuestro Padre Dios.



POr eso el sentido y la felicidad de nuestra vida pasa por la misión que Dios Padre tiene para cada uno de nosotros, por el sueño que Él quiere que con nuestra vida cumplamos, nada puede hacernos más feliz, que ser, de alguna manera, realizadores de esa misión que Dios tiene para nosotros. Le damos gracias por ser un Padre, y un Padre que nos ama tanto!







 


 

 

Oleada Joven