"¿Qué ganamos, yo y el otro, cuando damos?" y "¿qué tenemos para dar?" ¿si doy, se me gasta? parecen preguntas fáciles de responder. Pero la respuesta es de una profundidad mayor de la que muchas veces nos hacemos conscientes.
Vivimos atravesados por una lógica mercantilista en donde la gratuidad no tiene cabida. Nuestros vínculos estan marcado por la reciprocidad, es decir, damos para recibir algo a cambio y si no recibimos lo que esperamos o en la misma medida en la que dimos nos sentimos desfraudados, enojados y traicionados. De ésta manera solo logramos quedar paralizados. Muchas veces nos mostramos reticentes a dar por miedo a quedar vulnerables y expuestos. Parados en este lugar pensar el dar como un don se hace muy dificil.
Muchas veces podemos pensar que no tengo nada para dar, es más, que me faltan muchas cosas… entonces ¿cómo voy a pretender dar algo? Si observamos la propia vida con una mirada renovada nos damos cuenta que recibimos infinidad de cosas en gratuidad, sin nada a cambio y sin haberlo merecido. La vida misma es el don más grande que hemos recibido, el regalo del cuerpo con el afecto que podemos transmitir, el tiempo, el mirar con atención a alguien, compartir momentos… Es mucho, y es gratis.
Todos los seres humanos anhelamos ser querdios y amados pero el problema radica en que confundimos al amor con un objeto cuando en realidad éste es una facultad, una aptitud y una posibilidad. Es el amor en sí mismo, el verdadero, el único que nos da la posibilidad de vivir el dar como un don. Es el que me posibilita dar de nosotros mismos sabiendo que en ese acto es vida lo que estamos ofreciendo; damos alegría, conocimiento, tiempo y de esa manera enriquecemos la vida del otro porque estamos dando de lo que está vivo en cada uno.
Dar implica hacer de la otra persona un dador. Porque el "dar" va más allá de entregar un algo al otro. El dar tiene que ver con cosas que se despiertan en nuestro interior y también en lo profundo del corazón de quien recibe. Y la capacidad de dar es, en realidad, un "don", un regalo que se nos hace para que nosotros lo compartamos. Quien se sabe profundamente amado se brinda a los demás, porque sabe que no pierde nada, que nada de lo suyo por lo que se lo ama se gasta. Al contrario, el amor crece amando más.
En La Oleada nos animamos a conversar sobre "el don de dar" para descubrir juntos qué se juega en nuestras vidas cuando nos animamos a compartir.
"La Oleada" miércoles desde las 22:30hs, en la sintonía de Radio María Argentina
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