“Trenes camiones y tractores, tanta fuerza, tanta fuerza. Me empujan, me empujan me empujan, me arrastran me arrastran me arrastran…” repite la canción de la banda de rock nacional Árbol. Es una clara imagen metafórica de lo que muchas veces experimentamos con la moda.
Vivimos rodeados de publicidades que nos estimulan continuamente respecto de cómo debemos vestirnos y qué debemos comprar. En la actualidad vemos como la moda invita a mostrar, cuando más mostrás mejor aún. Podríamos decir que esto nos lleva a sobre-exponernos.
Tampoco se trata de demonizar a la moda pero ésta debería de ser un lugar en donde encontremos la posibilidad de explorar y expresar a través de un “estilo” propio, nuestra identidad. Es decir, no estar al servicio de la moda sino al revés.
Construyendo nuestro propio estilo podemos comunicar algo de lo que somos. Si bien el vestido puede potenciar lo mejor de nosotros mismos, también cuida nuestra intimidad, nuestro pudor.
¿Pero qué entendemos por pudor? ¿Y qué tiene que ver este con la moda y conmigo?
El YouCat dice al respecto que “El pudor protege al ámbito íntimo de la persona: su misterio, lo más propio e íntimo, su dignidad, especialmente también su capacidad de amor y de entrega erótica. Se refiere a lo que sólo está autorizado a ver el amor. No esconde algo que carece de valor, sino que protege algo valioso, en concreto la dignidad de la persona en su capacidad de amar."
El pudor es el lugar de resguardo de lo más íntimo de mí mismo que va más allá del cuerpo, tiene que ver con la propia dignidad y la capacidad de amar. El mismo, no solo se refiere a la forma en que me visto sino también a las maneras de moverme y vincularme; en la era de las nuevas tecnologías y las redes sociales muchas veces nos vemos en la tentación de exponer demasiado nuestra intimidad. Mis preocupaciones, mis deseos, mis sueños, mis afectos, lo que me pasa, hace a la centralidad de mi persona, y por ende contarle todo de mí a cualquiera y en cualquier momento supone no cuidarme a mí mismo en la riqueza de los que soy y tengo para ofrecer.
Somos más libres cuando somos más dueños de nosotros mismos y el pudor es un factor que juega a nuestro favor a la hora de crecer en este sentido.
Que nuestra forma de vestir exalte la belleza propia de cada uno que no solo tiene que ver con el cuerpo, creación divina de Dios, sino por sobre todo con lo que hay adentro y con lo que queremos comunicar.
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