Si nos gusta alguien y queremos empezar una relación con esa persona, ¿cómo encaramos el tema?Cuando queremos ir para adelante, pero no sabemos en qué situación se encuentra el otro, por ahí es difícil saber cómo actuar. ¿”Ir despacio” choca con “ser claros”? En esta sociedad donde la indefinición y algunas vueltas no son raros, ¿es bueno salir a decir lo que simplemente nos pasa? ¿O hay cosas que se sobreentienden? Y en definitiva, si “vamos de frente”, ¿qué ganamos y qué perdemos?
“Como me desilusionas cuando amagas y tiroteas sin terminar las cosas” dice la canción Obsesionario de la banda Tan Biónica. Frase que refleja la indefinición que mencionabamos y que comunmente conocemos como ”el típico histeriqueo”.
En La Oleada nos planteamos esta problemática para poder respondernos éstas y otras preguntas; para ello, conversamos con la Lic. LiLiana Paz Mendez quien en primera instancia diferenciaba estos códigos o canones de seducción en las relaciones humanas de la conducta patológica conocida como histeria.
Nos decía que este tipo de comportamiento en el pasado era más propio de las mujeres a causa de las represiones sociales pero en la actualidad, en donde hay menos censura, los hombres no escapan a este tipo de conducta poco clara.
La licenciada nos comentaba que estas actitudes en donde mostramos un poco de interés pero no lo dejamos del todo claro, nos permite poner en juego el deseo. Es a través de este juego histérico, cuando no es patológico, como logramos seducir a ese otro que nos interesa, porque dejamos algo velado, no satisfecho.
El problema está cuando la persona no logra poner en el escenario de la vida su deseo porque elige moverse en el terreno de la inconcresión que la lleva a vivir en una eterna fantasía. Generando un “no compromiso” porque su goce pasa por prolongar esa indecisión manteniendo esa tensión que no se resuelve nunca, agregaba Liliana.
En estos tiempos tanto hombres como mujeres reclamamos definición, solo que desde lugares distintos. Diferentes son los motivos que nos frenan a unos de otros. Los hombres por temor a no saber si del otro lado existe o no interés y las mujeres por miedo a ser juzgadas. Es decir, la indecisión de no saber en qué lugar ubicarse para hacerle saber al otro lo que le está pasando comentaba Paz Mendez.
Estos temas, según la opinión de Liliana, se resumen en uno solo que es “la imposibilidad de que haya una claridad comunicacional absoluta o un rol previamente definido para que cada uno pueda jugar.”
Para completar la idea nos mostraba el otro extremo de la problemática que son las conductas obsesivas en donde damos al otro aún más de lo que nos pide. Tanto ésta como la conducta histérica matan el deseo del que ella nos hablaba y que es el que nos pone en movimiento hacia la persona que nos despierta interés.
Para concluir, la licencidada nos decía que “ambas conductas son típicas estrategias humanas naturales siempre y cuando aprendamos a movernos entre los matices que separan estos dos extremos.”
Te invitamos a escuchar el programa completo haciendo clik en el reproductor que se encuentra debajo del título.