Voy a Vos…

viernes, 6 de enero de
image_pdfimage_print


Señor, tengo deseos, anhelos, sed.
Algo me empuja vitalmente
en mis entrañas,
el motivo existencial de mi vida.
Vivo porque te deseo, Señor,
Deseo tu presencia con enorme sed.
Imagino tu rostro, escucho tu voz,
Adoro tu divinidad. Si tan dulce es esperarte
¿cómo no será encontrarte?

Quiero encontrarte en la oración.
Tu presencia inconfundible,
esos momentos en los que alma
se olvida de todo a su alrededor
y queda en silencio ante ti.
Tú dominas el arte
de hacer sentir tu presencia
al alma que piensa en ti con amor.

 

Quiero encontrarte en la eucaristía,
la gloria escondida
de tu cena con tus amigos.
Me acerco a ti con fe,
y vendré una y otra vez
con el recuerdo de esas reuniones
y la ilusión de sentirme
de nuevo cerca de ti.

 

Quiero encontrarte
en el rostro de los hombres,
en la compañía de mis semejantes,
en la revelación súbita y profunda
de que todos los hombres son mis hermanos,
en la necesidad de los pobres y en el amor de mis amigos,
en la sonrisa del niño
y el ruido de la muchedumbre.
Tú estás en todos los hombres, Señor,

y quiero reconocerte en todos ellos.

Quiero también Señor,
encontrarte finalmente
en la pobreza de mi ser
en la desnudez de mi alma.
Anhelo encontrarte, Señor.
Esperanza de quien busca a su creador,
quien ansía encontrar la razón
para la cual ha sido creado.
Esperanza que da sentido a mi vida
dirección a mi caminar.

Vengo a ti, Señor. Amén