Ay Señor, quiero conocer la Verdad…
Ver sin velos, sin distorciones, sin engaños, sin tinieblas…
Dejar de lado las opiniones, las teorías, lo que encubrimos tras las ideas…
Y alcanzar ese estado de consciencia sublime
donde todo es natural y perfectamente ordenado,
donde lo bueno se vive y lo malo es motivo de reflexión, de crecimiento.
Quiero Señor, saber la Verdad, Tú Verdad, la única y completa verdad
que yace profundamente en todo y en todos…
Quiero verte y verme y saberte y así saberme…
Ser libre y pensar y entender y disfrutar…
Quiero verte y sentirte, y así darme cuenta del milagro de vivir, de respirar…
Dame Señor, un vistazo de la Verdad, un guiño, como un relámpago de claridad…
Quizá así pueda adolescer de tantas cegueras y pueda ver…
Sí Señor… que vea!! que pueda respirar!!
Amén.