Ven Espíritu Santo, a regalarme tu vida siempre nueva. Llename del asombro de un niño para admirar el mundo y la vida. Que no me acostumbre a la vida, que me deje sorprender cada mañana.
Porque detrás de cada cosa está tu amor, Dios mío. Ayúdame a reconocer que la rutina no existe, porque cada día es nuevo día, porque siempre hay algo que está comenzando.
En cada momento algo precioso está naciendo, y la vida vuelve a brotar por todas partes. Quiero aceptar los nuevos desafíos que me presentes, Señor. Que pueda mirar siempre el horizonte con ilusión, esperanza y entusiasmo.
Toma toda mi vida, Espíritu Santo y llénala de la eterna novedad de tu amor. Que este día no pase en vano, y pueda descubrir el mensaje que hoy tienes para mi vida. Amén.
Victor Manuel Fernández