Dios Padre Bueno, guíame,
acompañame en mi caminar, hacia la felicidad plena contigo.
No dejes Señor que me detenga en el camino emprendido. Enséñame a seguir esperando aunque no vea resultados; a seguir trabajando con paciencia a pesar de los fracasos.
En el camino de la conversión he de ir desprendiéndome de todo lo que me pesa y me hace fatigoso el caminar.
Pero creo, Señor, que Tú conoces mis anhelos y no dejarás mi vida infecunda.
Creo y espero porque amo y necesito ser amado. Y yo sé Señor que Tú me amas. Amén.
Hermanas clarisas de Huesca