Señor, a eso de caer y volver a levantarme, de fracasar y volver a comenzar, de seguir un camino y tener que torcerlo, de encontrar el dolor y tener que afrontarlo. A todo eso que le llamo adversidad, enseñame a llamarle sabiduría.
A eso Señor, de sentir “la mano de Dios” y saberme impotente, de fijarme una meta y tener que seguir otra. de huir de una prueba y tener que encararla, a eso de planear un vuelo y tener que recortarlo, de aspirar y no poder, de querer y no saber, de avanzar y no llegar… A eso que le llamo castigo, mostrame que es enseñanza.
A eso de pasar días juntos radiantes, días felices y días tristes, días de soledad y días de compañía, A eso que le llamo rutina, enseñame a llamarle experiencia.
A eso de que mis ojos puedan ver, y mis oídos oigan, y mi cerebro funcione y mis manos trabajen, y mi alma irradie, y mi sensibilidad sienta, y mi corazón ame… A eso Señor, que no le llame poder humano, sino milagro divino, tu amor por mí…Amén!