Ven Espíritu Santo, y mirá todos los miedos que guardo dentro de mí.
Te ruego que sanes todo temor, para que pueda caminar seguro en tu presencia.
Mira a esta criatura que te suplica, no me abandones, fortaleza mía.
Tú eres como un escudo protector, y si tu fuerza me rodea no tengo nada que temer.
Cúbreme con tu potencia, y no permitas que ningún violento me haga daño,
no dejes que algún espíritu dominante pretenda adueñarse de mi vida.
Aleja de mí a todos los que quieran aprovecharse de mí.
Tú me protegerás de los envidiosos y de los que no se alegran con mis éxitos y alegrías.
Tú me protegerás de los peligros imprevistos.
Deposito en ti toda mi confianza.
Yo acepto a Jesús como Señor de mi vida, todo mi ser es suyo.
Por eso confío en tu protección Espíritu Santo, y dejo ante ti todos mis temores.
Ven Espíritu Santo porque quiero luchar y caminar, pero lleno de paz y confianza, amén!