¡Que sea bueno!

lunes, 23 de julio de
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¡Que sea bueno, Señor!
Bueno en mi rostro, distendido, sereno y sonriente;
bueno en mi mirada, una mirada que primero sorprenda y luego atraiga…

Que sea bueno en mi forma de escuchar, para poder experimentar,
una y otra vez, la paciencia, el amor, la atención

y la aceptación de eventuales llamadas.

 

Que sea bueno con mis manos. Manos que den, que ayuden,

que enjuaguen las lágrimas,
que estrechen la mano del pobre y del enfermo para infundir valor,

que abrazan al adversario
 y le inducen al acuerdo, que escriban una hermosa carta a quien sufre,
sobre todo si sufre por nuestra culpa;

manos que sepan pedir con humildad para uno mismo
y para quienes lo necesitan, que sepan servir a los enfermos,

que sepan hacer los trabajos más humildes.
Que sea bueno en el hablar y en el juzgar;

 


Mirando a Jesús -para ser imagen de Él- que sea,

en este mundo y en esta Iglesia,
contemplativo en la acción; que transforme mi actividad

en un medio de unión con Dios;
Que esté siempre abierto y atento a cualquier gesto de Dios Padre

y de todos sus hijos, que son mis hermanos.

Amén

 

Adaptación texto de un retiro a sacerdotes dado por el P. Pedro Arrupe, S.J

 

 

 

 

 

Maria Carolina Chahin