Señor, Vos sabes que deseo ser santo.
Ese es mi único ideal.
Ser santo lo más posible,
servirte lo más posible,
amarte lo más posible
en la tierra y en el cielo.
Que no pierda ninguna partecita
de la santidad que Vos queres para mí.
¿Mis defectos?
¿Mi poca fidelidad a tus gracias?
Ya sé que no faltarán nunca en mi vida,
forman una parte misteriosa y providencial
de mi ideal de santidad.
Pero lucharé siempre por ser más perfecto.
Mi cruz será luchar sin descanso y sin desaliento,
para que nada haya en mí que no sea para Vos.
Así, a pesar de mis faltas, sé que me acercaré
a mi ideal de santidad.
Por eso las caídas no me desalentarán,
los desengaños no me entristecerán,
las luchas no me perturbarán.
Con ánimo,
viviré mi angustia de santidad,
porque no te amo tanto como Vos te lo merecés,
y como yo querría amarte.
Pero con alegría,
con paz
procuraré siempre amarte más,
amarte sin medida.
Ismael Quiles S.J