Señor, sé que no puedo hacer nada
para añadir o quitar un solo segundo a mi vida;
sé que hay huracanes y tormentas
aunque yo prefiera siempre justo lo contrario;
sé que podría tener un trabajo mejor
pero tengo el trabajo que tengo;
sé que el carácter de algunas personas a veces me supera;
sé que hay convivencias que no entiendo;
sé que hay palabras que borraría para siempre del diccionario;
sé que hay silencios que duelen
y momentos por los que me gustaría no tener que pasar nunca…
Sé, Señor, que hay muchas cosas en mi vida
que son inevitables y que debo asumirlas;
¡tantos desiertos por los que debo pasar
para crecer en fidelidad a tu Evangelio!
Dame la fuerza necesaria
para hacer de la experiencia del desierto,
una oportunidad para conocerme más a mi mismo
y adherirme más a Vos;
dame la fuerza necesaria
para abrazar las cruces casi “inevitables”,
asumirlas y crecer con ellas. Amén!
(Anónimo)