Ven Espíritu Santo, vos que sos la fuente de la vida y de la alegría.
De ti brota toda la actividad del universo,
porque sos vitalidad y dinamismo puro.
Cuando logras entrar en un corazón,
ese corazón se llena de vida y de gozo.
Pero a veces pierdo la conciencia de las cosas importantes.
Y así como pierdo conciencia del aire que respiro,
o de la luz que ilumina todas las cosas,
así también pierdo conciencia de tu presencia y de tu amor.
Dame tu luz, Espíritu Santo, para que vuelva a descubrirte.
Que tu gracia despierte una vez más la dulce alegría de tu amistad.
Quiero caminar sumergido en tu amor, sostenido en tu gracia.
Mi corazón es pobre y se cierra, pero yo sé que tu amor poderoso
puede derribar los muros de la indiferencia, y poco a poco lo lograrás.
Aquí estoy como pequeña criatura, débil y limitado,
pero sé que con tu amor soy fuerte, y que tu vida puede atravezar mi pequeñez.
Contigo se abren nuevos caminos y la existencia se renueva.
Ven Espíritu Santo, y triunfa con tu amor en mi vida, amén!
P. Víctor Manuel Fernandez