Madre, que al contemplarte
podamos dejarnos habitar
por la presencia de la Buena Noticia
de la que sos portadora
y así, en cada momento,
ser para el hermano:
una mirada tierna que descubra la belleza escondida,
una palabra de esperanza en el sin sentido,
consuelo en el agobio y en el dolor,
una mano extendida que invite a levantarse y ponerse en camino,
un abrazo cálido que cubra y reciba la herida;
una voz que anuncie: “No temas, la paz esté contigo;
un corazón que sea el hogar donde cada uno pueda descansar,
un pie que peregrine hasta donde el Espíritu nos quiera llevar.
¡Amén!
Oración para la misión de Radio María 2012