Me has creado para servirte de un modo definitivo; no has encomendado a nadie más.
Tengo una misión: soy un eslabón en una cadena, un vínculo de unión entre las personas.
No me creaste para nada: haré el bien. Haré Tu trabajo.
Por lo tanto, confiare en Tí; donde quiera que esté, del modo que esté, no puedo ser nunca rechazado. No haces nada en vano, y sabes quien sos.
Amén.
Fuente: Misioneros Scalabrianianos