Dios eterno, cuya imagen está en el corazón de todos los pueblos, vivimos entre pueblos de caminos distintos a los nuestros, de creencias que nos son extrañas, de lenguas que nos son ininteligibles.
Ayúdanos a recordar que tú amas a todos los pueblos con tu amor, que toda religión es un intento de responderte, que los anhelos de los otros corazones son semejantes a los nuestros y conocidos por ti.
Ayúdanos a reconocerte en las palabras de verdad, en las cosas hermosas, en los actos de amor hacia nosotros. Te lo pedimos por Cristo, que no es ni más ni menos ajeno a unos pueblos que a otros.
Amén.
Consejo Mundial de las Iglesias