Busco tu estrella…

miércoles, 19 de diciembre de
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En medio del tumulto vertiginoso que se abre paso a empujones

con el pretexto de Navidad, busco esa luz, Señor,

que me lleve a tu primera morada de Belén.

Busco tu estrella, Señor, en medio de luces encandilantes que me hablan de Navidad.

La busco en medio del ruido ensordecedor de ofertas y promociones,

de exigencias y reclamos, de bocinazos que apuran.


Entre multitudes apresuradas y acaloradas me abro paso para saber de Ti.

Mis ojos buscan en vano otros. No hay miradas ni coloquios, sólo traslados y transacciones.

He preguntado por tu estrella, Señor, y no hay tiempo para respuestas.


En tu nombre y con ocasión de tu cumpleaños la gente pide,

se endeuda, compra, vende y gana. Regalan para presumir,

celebran para cumplir y acuden a frases hechas a falta de corazón sincero.

Visitan rincones de abandono por única vez en el año

y allí dejan una ayuda para gente que nunca conocerán.


Señor, busco tu estrella.

La busco en paraderos donde la gente aparece con bolsas y paquetes.

La busco en tiendas  donde todo se envuelve y despacha, se agota y se repone.

Busco tu estrella  en una multitud de personas solitarias aprisionadas entre sí,

por el ahogo, la indignidad y la impotencia.

Busco tu luz en medio del agua y la naturaleza que se resisten a la depredación,

en regiones sin nombre, sin recursos y sin mapa, en caseríos hundidos en el vino y la soledad.


Busco tu estrella, Señor, allí donde duele.

En la sala pediátrica, la capilla velatoria, en la celda amarga.

La busco en el hogar incompleto, en la mesa con hambre, en el rostro sin trabajo.

Y entre niños y abuelos ignorados, mujeres violentadas,

jóvenes incompletos por la droga y la falta de oportunidades.


Busco y busco, Señor, entre oscuridades y luces que no alumbran de verdad.

Y en cada paso que doy, en cada camino nuevo, en cada dolor

tu Palabra sanadora es camino, es verdad y vida en plenitud.

Para cada oscuridad tus ojos de niño nos regalan esperanza,

una esperanza que no se exime de la cruz pero que vence la muerte con el amor.

Gracias, Dios, por hacerte bebé indefenso

y mostrarnos tu Luz en medio de gentíos y bullicios.

Gracias por tu paz y alegría.

Permíteme quedarme, Señor, aquí junto a tu estrella.

Amén.

 

Fuente : www. iglesia.cl/

 

 

 

Maria Carolina Chahin