¿Donde la dejaste?

miércoles, 7 de marzo de
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 Juan, salía muy contento de su casa esa mañana, iba a pagar la última cuota de la moto que había comprado hace unos meses. ¡Por fin iba a ser completamente suya!.

 

En el camino, en plena avenida se le cruzó de golpe un taxi. Juan rodó por el pavimento saliendo aforfunadamente con algunos cortes y golpes menores. ¡Pero su moto tuvo la mala suerte de caer bajo las ruedas de un camión que venía por detrás!.

 

¡Dieciocho meses de esfuerzo por el piso!. Y ni pensar en que debería volver a viajar en omnibus a todos lados. Una bilis amarga le subía por el cuello.

 

– – –

 

Carolina estaba recontenta con el celu que le habían regalado para su cumpleaños. Tenía para sacar fotos, filmaba, podía bajar música y hasta tenía reconocimiento de voz.

 

¡ Una joya!

 

No lo pensó dos veces y fue corriendo hasta lo de su amiga Natalia para mostrarselo.

 

No vió a los dos hombres en moto que la siguieron y al llegar a una esquina, le cortaron el paso y de un tirón le robaron el celular y huyeron a toda velocidad.

 

Aparte del dolor de brazo por el tirón, a Carolina se le partía el alma porque sabía que sus papás habían empeñado las joyas de la abuela para comprárselo. Gruesas gotas rodaron por sus mejillas.

 

– – –

 

Como estos, cada día pasan cientos, miles de casos donde la mala fortuna o la fatalidad o la mala intención nos dejan sin algo muy apreciado. Pero nos olvidamos de algo a lo que solemos tener muy poco aprecio y que perdemos casi sin darnos cuenta y cuando tomamos conciencia de ello, ¡ ya es tarde!

 

Se trata de nuestra compañera de toda la vida, aquella que viene con nosotros al nacer y parte con nosotros al morir. Esa que esta en las buenas y en las malas, esa que nos sigue a donde ni familiares, ni amigos íntimos, ni siquiera la mejor pareja puede acompañarnos.

 

Es nuestra alma. Compañera eterna.

 

Juan nunca pensó en dar gracias por que salió vivo de donde otros no. Carolina nunca pensó en valorar mejor el esfuerzo de sus padres.

 

Si ennoblecemos y jerarquizamos nuestra alma, les aseguro que nuestras acciones serán menos apegadas a lo material y daremos mas valor a lo humano y espiritual.

 

Tener cosas materiales no es malo, pero son solo herramientas, no debemos hacer girar nuestra vida tras ellas. Es mejor valorar lo que llevamos en nuestro interior y este se manifestará hacia afuera en actos de humanidad y amor al prójimo.

 

Jesús y María fueron puros de alma y uno dió su vida por salvarnos y la otra nos dió a su hijo para redimirnos. Que mejores ejemplos de almas bien cuidadas.

 

Dios los bendiga

 

Roberto Marcelo Alvarez