Amen la oración. A menudo, durante la jornada, traten de sentir la necesidad de orar, y abandonen la tristeza en la oración. La oración agranda el corazón, hasta el punto que podrá contener el don que Dios nos hace de si mismo. "Pidan; busquen" (Lc. – 11; 9) y su corazón se ensanchará lo suficiente para recibirlo. La siguiente oración, extraída del libro de oraciones de nuestra comunidad, escogida entre aquellas que recitamos cada día; puede ayudarlos…
«Convirtámonos en ramas verdaderas y fructíferas de la viña de Jesús, recibiéndole en nuestra vida como Él quiera mostrarse: Como la Verdad… para ser dicha; Como la Vida… para ser vivida; Como la Luz… para ser iluminada; Como el Amor… para ser amado; Como el Camino… para ser andado; Como la Alegría… para ser dada; Como la Paz… para ser extendida; Como el sacrificio… para ser ofrecido, en nuestras familias y en nuestro barrio».
Madre Teresa de Calcuta (Camino de sencillez) Extraído de http://evangeliodeldia.org