¿Piensas, sientes o hablas con Dios día a día?
No me refiero a si vas a misa los domingos, estoy seguro que lo haces, ¿o tal vez no?
Tampoco me refiero a si vives los sacramentos con fé, estoy seguro que lo haces, ¿o tal vez no?
No estoy hablando de tu cumplimiento de la común unión con Cristo, estoy seguro que lo haces, ¿o tal vez no?
Ni me refiero al cumplimiento de los mandamientos, estoy seguro que lo haces, ¿o tal vez no?
Me refiero a si al despertarte cada mañana, abres tus ojos y dices: ¡Hola señor!.
Me refiero a si al salir de casa hacia el trabajo, o estudio o tareas te encomiendas a él con una oración.
Me refiero a si ante una decisión difícil o de vida, te pones en sus manos.
¿Acaso haces escuchar el evangelio ante hermanos alejados o perdidos o para defender tu Fé?
Eso se llama camino de santidad y TÚ puedes serlo.
Te cuento un secreto, demasiadas veces no cumplo cabalmente con estas premisas. Pero aún sigo intentándolo.
Y si puedes cumplir todo esto con una sonrisa en tus labios y humildad en tu bolsillo, entonces permíteme decirte que estás en el camino correcto.
Dios te bendiga.