Los amigos de la Cruz

domingo, 11 de marzo de

 

 

 

 

Un Amigo de la Cruz es un hombre escogido por Dios, entre diez mil personas que viven según los sentidos y la sola razón, para ser un hombre totalmente divino, que supere la razón y se oponga a los sentidos con una vida y una luz de pura fe y un amor vehemente a la cruz.
 

Un Amigo de la Cruz es un rey todopoderoso, un héroe que triunfa del demonio, del mundo y de la carne en sus tres concupiscencias. Al amar las humillaciones, arrolla el orgullo de Satanás. Al amar la pobreza, triunfa de la avaricia del mundo. Al amar el dolor, mortifica, la sensualidad de la carne.

 
Un Amigo de la Cruz es un hombre santo y apartado de todo lo visible. Su corazón se eleva por encima de todo lo caduco y perecedero. Su conversación está en los cielos. Pasa por esta tierra como extranjero y peregrino, sin apegarse a ella; la mira de reojo, con indiferencia, y la huella con desprecio.
 

Un Amigo de la Cruz es una conquista señalada de Jesucristo, crucificado en el Calvario en unión con su santísima Madre. Es un «Benoni» o Benjamín, nacido de su costado traspasado y teñido con su sangre. A causa de su origen sangriento, no respira sino cruz, sangre y muerte al mundo, a la carne y al pecado, a fin de vivir en la tierra oculto en Dios con Jesucristo.

 
Por fin, un Amigo de la Cruz es un verdadero porta-Cristo, o mejor, es otro Cristo, que puede decir con toda verdad: Ya no vivo yo, vive en mi Cristo (Gal. 2,20).
 
 
 
 
Fuente: San Luis María Grignon de Montfort, Carta a los amigos de la Cruz.

 

 

Oleada Joven