La Vida de Jesús Joven

domingo, 18 de marzo de
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Cristo Nuestro Señor era conocido en Nazareth como el hijo del carpintero. Con él trataba la población de la ciudad, sobre todo los muchachos, los jóvenes. De lo que de Cristo y de la Sagrada Familia sabemos, no se puede deducir que Cristo viviera encerrado en su casa; todo lo contrario, sabemos que actuaba en el taller, sosteniendo a su familia, sobre todo después de la desaparición del padre; por consiguiente vivían en contacto con la vecindad, de un modo particular cuando se trataba de la vecindad joven. Nazareth, la plaza, las callejas, las casas, los jóvenes y las jóvenes del ambiente, todo se movía en torno a Jesús y Jesús se movía en torno a todo eso.

Pues bien: ¿cómo se conducía Jesucristo?, ¿cómo se conducía el joven de Nazareth?. He aquí un ancho campo para nuestra investigación, para nuestra inteligencia, para nuestra meditación.
 
 
 

Jesús compañero, ¿cómo lo sería?, ¿cómo no sería el corazón de Cristo Joven para todos los jóvenes de Nazareth?. Cuánta comprensión, cuánta bondad, cuánta sinceridad y lealtad; cuánta alegría en los momentos de gozo, cuánta compasión en los momentos de pena; cuánta paciencia frente al infortunio; cuánta firmeza frente al descaminado; cuánta hidalguía ante el anciano y al adulto. Cuánta paz en su gesto y en su lenguaje; cuánta paz en sus juicios y sus apreciaciones; cuánta paz y cuánta firmeza frente al descaminado; cuánta hidalguía ante lo que repugna y lo que rechaza; cuánta inquietud, cuanta investigación frente a las posibilidades de conquista, de mejora, de ennoblecimiento de cualquiera de los que viven a su alrededor. Cuánta pureza, cuanta finura y exquisitez, cuánta limpieza, cuánta cortesía, espontaneidad y respeto en el trato con las jóvenes; porque tenéis que comprender que Cristo, no siendo nada excepcional sino apareciendo como uno de tantos, con todo el mundo tenía que alternar y conversar.

Si vosotros comenzáis a ahondar en la persona de Cristo Joven, viviendo en el ambiente común, no excepcional, de aquella época, encontraréis que en el vivir de Cristo se refleja una mística excepcional, única, subyugante, que arrastra, que entusiasma, que enardece, que levanta. Y, sin embargo, es la mística de un joven que en nada fue distinto, externamente, a todos los jóvenes de Nazareth, de la tierra y de todos los siglos. 
 
 
Monseñor Moledo 
 
 
Fuente: "Mística del Apostolado", Discursos Monseñor Moledo VII Asamblea Federal de la Acción Católica Argentina

 

 

Oleada Joven