Alegría, entusiasmo y cercanía

miércoles, 27 de junio de
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 Orientaciones pastorales para el trienio 2012 – 2014

La Misión Continental en el Año de la Fe

 

 

Como expresamos en la  “Carta Pastoral con ocasión de la Misión Continental” el camino evangelizador requiere de actitudes que se expresan en un estilo que ayuda a definir una espiritualidad o mística en la tarea pastoral, que es previa a cualquier acción programática. Estilo pastoral que tiene su fuente en el estilo evangelizador de Jesús.
Como pastores queremos subrayar especialmente tres actitudes prioritarias para este tiempo: la alegría, el entusiasmo y la cercanía.
 
La alegría 
 
 
 
La  alegría es la puerta para el anuncio de la Buena Noticia y también la  consecuencia de vivir en la fe. Es la expresión que abre el camino para recibir el amor de Dios que es Padre de todos. Así lo notamos en el Anuncio del ángel a la Virgen María que antes de decirle lo que en ella va a suceder la invita a llenarse de alegría. Y es también el mensaje de Jesús para invitar a la confianza y al encuentro con Dios Padre: alégrense. Esta alegría cristiana es un don de Dios que surge naturalmente del encuentro personal con Cristo Resucitado y la fe en ÉlPor eso es fundamental en este tiempo que los agentes de pastoral expresemos con nuestro testimonio de vida la alegría de creer en Cristo. El anuncio de una “gran alegría” debe marcar el estilo y la mística de la nueva evangelización para provocar un acercamiento a la fe teniendo en cuenta que la Iglesia crece, no por proselitismo, sino por atracción.
 
Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo.
 
 
El entusiasmo
 
 
 
La palabra entusiasmo tiene su raíz en el griego “en-theos”, es decir: “que lleva un dios adentro. Este término indica que,  cuando nos dejamos llevar por el entusiasmo, una inspiración divina  entra en nosotros y se sirve de nuestra persona para manifestarse. El entusiasmo es la experiencia de un “Dios activo dentro de mí” para ser guiado por su fuerza y sabiduría. Implica también la exaltación del ánimo por algo que causa interés, alegría y admiración, provocado por una fuerte motivación interior. Se expresa como  apasionamiento, fervor,  audacia y empeño. Se opone al desaliento, al desinterés, a la apatía, a la frialdad y a la desilusión.
 
El “Dios activo dentro” de nosotros es el regalo que nos hizo Jesús en Pentecostés, el Espíritu Santo: “Y yo les enviaré lo que mi Padre les ha prometido. Permanezcan en la ciudad,  hasta que sean revestidos con la fuerza que viene de lo alto.” (Lc 24, 49). Se realiza así lo anunciado por los profetas, “les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en ustedes.” (Ez. 36, 26)
 
La nueva evangelización requiere de agentes evangelizadores entusiastas, que confíen en la fuerza del Espíritu que habita en cada uno y lo impulsa desde dentro para anunciar el Evangelio. La misión tiene que sostenerse en la convicción de la presencia del “Espíritu que nos anima” cuyas notas son las que hemos expresado en el primer capítulo de “Navega mar adentro” y que siguen estando vigentes para definir un estilo y una espiritualidad en este tiempo misionero. El Espíritu graba en nosotros la certeza de ser amados por Dios, nos sostiene firmes en la esperanza, nos lleva a acercarnos al prójimo con entrañas de misericordia, nos mueve a vincularnos cordialmente con los demás  en la mística de comunión, nos impulsa para compartir la alegría del Evangelio con un constante y renovado  fervor misionero, involucrando toda nuestra vida hacia la santidad en la entrega cotidiana. 
 
 
La cercanía
 
 
 
El Dios de Jesús se revela como un Dios cercano y amigo del hombre. El estilo de Jesús se distingue por la cercanía cordial. Los cristianos aprendemos ese estilo en el encuentro personal con Jesucristo vivo, encuentro que ha de ser permanente empeño de todo discípulo misionero. Desbordado de gozo por ese encuentro el discípulo busca acercarse a todos para compartir su alegríaLa misión es relación y por eso se despliega a través de la cercanía, de la creación de vínculos personales sostenidos en el tiempo. El amigo de Jesús se hace cercano a todos, sale al encuentro generando relaciones interpersonales que susciten, despierten y enciendan el interés por la verdad. De la amistad con Jesucristo surge un nuevo modo de relación con el prójimo, a quien se ve siempre como hermano.
 
En este espíritu cobra particular relieve la liturgia del sacramento de la Reconciliación. Ese es el ámbito privilegiado en el que los sacerdotes, secundando la acción de la gracia, despliegan su ardor misionero y se muestran cercanos y cordiales con el penitente, cuando el Señor comunica su misericordia en la liturgia sacramental. La experiencia de ser perdonado y la relación personal con el sacerdote alientan y sostienen un camino de crecimiento en la fe que es incesante conversión.
 
 
 
 
 
 
 

 

Oleada Joven