Audacia y coraje

jueves, 18 de octubre de
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Un buen cristiano se distingue por el hecho de que cree en Dios, de que confía; se distingue por el hecho de que conoce a Cristo, de que lo conoce cada vez mejor y presta oídos a Él. Conocer significa leer la Biblia, hablar con Cristo, dejarse llamar por Él, asemejarse a Él. De ese modo, el cristiano se siente cada vez más apremiado a actuar socialmente, a comprometerse por otros como lo hizo Jesús, que curó a los hombres, llamó a sus discípulos, criticó a los poderosos, lanzó advertencias a los ricos y recibió a los extranjeros. Así se llega a ser un hombre que se siente sostenido e impulsado por Dios. En el momento de la muerte –y quiera Dios que así sea-, podrás decir: ´Tú me sostienes, en ti estoy cobijado, tú me aceptas.

 

 


¿Qué distingue, según su visión, a un cristiano en la situación actual?

 

Un cristiano se distingue por su coraje, por el coraje que le viene de la fe. Sabe que Dios lo conduce y lo sostiene. Del mismo modo habla Dios a través de la boca de los otros. Por tanto, vale la pena escuchar también la opinión de otros. Los cristianos no tienen miedo al diálogo, buscan la cooperación con personas de ideas diferentes, con los buscadores y los descontentos. Junto con ellos y en competencia con ellos, los cristianos llevan al mundo luz, orientación, sanación, protección, paz y alegría de vivir. Las necesidades del mundo exigen y promueven la unión de los cristianos en el ecumenismo y en diálogo interreligioso.


 

Cardenal Carlo M. Martini y Georg Sporschill
Extraído de “Coloquios nocturnos en Jerusalén”

 

Oleada Joven