Un credo para vivir

sábado, 1 de diciembre de
image_pdfimage_print

 

 

No te subestimes comparándote
con los demás; todos somos diferentes
y cada uno es especial.

No establezcas tus objetivos de acuerdo
con lo que otros consideran importante.
Sólo tú sabes qué es lo mejor para tí.
No des por sentado aquello más cercano
a tu corazón. Aférrate a eso como a la vida,
ya que sin eso la vida carece de sentido.

No dejes que esa vida se te escape
de las manos por vivir en el pasado
o por pensar en el futuro.
Si vives tu vida de a un día por vez,
vivirás todos y cada uno de los días
de tu vida.

No te des por vencido cuando todavía
tienes algo para dar. Nada está realmente
terminado sino hasta el momento
en que dejas de intentarlo.
No temas reconocer que no eres perfecto;
ese es el frágil lazo que nos une a los demás.

No temas enfrentar riesgos.
Es precisamente asumiendo riesgos
que aprendemos a ser valientes.

No dejes el amor fuera de tu vida
y no digas que es imposible de encontrar.
La forma más eficaz de recibir amor
es dar amor; la forma más rápida
de perder el amor es sofocarlo y aferrarse
a él; la mejor manera de conservar el amor
es darle alas.

No pierdas tus sueños.
Quedarse sin sueños es quedarse
sin esperanzas; vivir sin esperanzas
es vivir sin un propósito en la vida.

No corras por la vida hasta terminar
olvidando no sólo dónde has estado,
sino también adónde vas.

La vida no es una carrera sino un viaje
que debe ser disfrutado a cada paso.
 
 
Susan Polis Schutz
 

 

 

Oleada Joven