Sábado Santo 20 de Abril del 2019 – Evangelio según San Lucas 24,1-12

jueves, 18 de abril de
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El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado.

Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.

Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes.

Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?

No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: ‘Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día'”.

Y las mujeres recordaron sus palabras.

Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles, pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron.

Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido.

 

Palabra de Dios

 

P. Gustavo Gatto sacerdote de la Diócesis de Villa María

 

Hoy es sábado Santo, hemos vivido el misterio de la pasión y de la muerte de Jesús.

Toda la iglesia está en la espera de la vivencia, de la noticia más hermosa, de la noticia de la vida y de la resurrección.

Este es un día propicio para parar la máquina digamos, es un día propicio para acelerar, serenarnos, para entrar dentro del misterio del sufrimiento y del dolor, del propio, el de Jesús y el sufrimiento del dolor de los otros, de los que están cerca nuestro y también del mundo que nos son desconocidos.

Es un momento oportuno para pedirle al Señor que el espíritu del resucitado nos haga valientes ante el sufrimiento, nos haga hacernos cargo del sufrimiento de los demás, para ser portadores de la esperanza.

El sábado Santo es un día para profundizarnos, es un día para dejar la superficie y desde adentro de la dramaticidad de la vida, encontrar la noticia de la esperanza. Desde adentro del sufrimiento y de muchas veces lo oscuro de la muerte, poder encontrar la luz que resurge de la vida.

El sábado Santo es un momento para ser jóvenes profundos, que dejen de lado la superficie y que haciéndose cargo del dolor, del propio y del ajeno reciban de Jesús la esperanza de una vida nueva.

Te deseo una hermosa Pascua.