"Gustosos hoy aclamamos a Cristo, que es nuestro pan" , canta uno de los versos de la Secuencia de Corpus Christi. Hoy celebramos con gozo uno de los misterios más importantes de nuestra fe, hoy celebramos a Jesús que bajo las apariencias de pan y vino camina con nosotros y en medio nuestro.
"El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". El Grande se hizo peuqeño, el Eterno se olvida de su condición divina para compartir la nuestra y quedarse en "el" milagro de los milagros: la Eucaristía. Allí el Señor nos regala su presencia y para quedarse elige lo sencillo, lo de todos los días, aquello que, por gracia de Dios, no ha de faltar en la mesa de nadie. Se nos da para que lo comamos, se nos da como alimento para que lo asimilemos y seamos también, como Él, alimento para los hermanos. ¡Seamos pan para el hambre! Pidamos a Dios que nos de el pan de cada día y que por medio nuestro no deje faltar a nadie el pan de la fe, de la esperanza y del amor. Que al comer el cuerpo de Jesús y al tomar su sangre, nos asemejemos cada vez más a Él.
Éste es el misterio de nuestra fe que nos une en comunión y nos fortalece en la misión.
¡Aclamemos con gozo el regalo de Dios! Demos gracias al Señor por su amor.