Los días del calendario se van acabando, pero todavía quedan muchas cosas por resolver antes de despedir al 2012. Diciembre sigue transcurriendo, y en unos días llega la Navidad. Todos los años la misma historia…
Cuesta encontrarnos con el misterio de la navidad; no el de las luces, los arbolitos, regalos y fantasías de las que nos hablan muchas películas que aparecen en la tele en este tiempo. Hablo del misterio grande, de un Dios que siendo el creador y el todopoderoso, haya elegido hacerse uno de nosotros en la pequeñez y debilidad de un niño, de carne y hueso. ¿Y por qué semejante locura? Simplemente por amor, no hay otra explicación posible. El que ama busca estar cerca del amado, viaja si es necesario, y si pudiera no se alejaría ni un segundo. Como dice J.L Martín Descalzo, un sacerdote y periodista español : “Yo diría que la Navidad es la prueba, repetida todos los años, de dos realidades formidables: que Dios está cerca de nosotros, y que nos ama”.
Y este Dios que nació en un lugar humilde y desconocido, sigue eligiendo esos mismos espacios: viene a nacer en la realidad de tu familia, en medio de la nostalgia de los que no están y del dolor por el desencuentro de los que estamos; en los que estudian y parece que cada vez se hace más cuesta arriba lograr recibirse; en los que se levantan cada día queriendo que sus vidas sean diferentes pero no saben cómo conseguirlo…
“Vino y puso su morada entre nosotros” dice uno de los textos bíblicos que se leen en este tiempo; lo que deduce que vive en medio nuestro y entre nuestras cosas.
Parafraseando al mismo autor español, Martín Descalzo, “amigos míos, déjenme que les pida que en estos días no se refugien ustedes en la nostalgia. No miren hacia atrás. Contemplen el presente. Descubran que a su lado hay gente que les ama y que necesita su amor. Si lo hacen, el amor de Dios no será inútil. Y también en sus corazones será Navidad”
La navidad es un presente, y sigue aconteciendo:
Cuando decides amar a los que te rodean. Ese día es Navidad.
Cuando decides dar un paso de reconciliación con el que te ha ofendido. Ese día es Navidad.
Cuando te encuentras con alguien que te pide ayuda y accedés. Ese día es Navidad.
Cuando te tomas el tiempo para charlar con los que están solos. Ese día es Navidad.
Cuando comprendes que los rencores pueden ser transformados a través del perdón. Ese día es Navidad.
Cuando te desprendes aún de lo que necesitas, para dar a los que tienen menos. Ese día es Navidad.
Cuando renuncias al materialismo y al consumismo. Ese día es Navidad.
Cuando eliges vivir en la alegría y la esperanza. Ese día es Navidad.