Evangelio según San Marcos 2 , 13-17

viernes, 14 de enero de
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En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del lago; toda la gente lo seguía y él les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el hijo de Alfeo, que estaba sentado en su mesa de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.Después, mientras Jesús estaba sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaron con él y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían. Entonces unos escribas de la secta de los fariseos, viéndolo comer con pecadores y recaudadores de impuestos, preguntaron a sus discípulos:"¿Por qué come con recaudadores de impuestos y con pecadores?"Habiendo oído esto, Jesús les dijo: "No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

Palabra de Dios.

 

 


Monseñor Eduardo Martín  Obispo de la Diócesis de Río Cuarto









 

 

 

El tiempo durante el año, es el tiempo ordinario que llamamos, en el cual en la liturgia usamos el color verde, signo de la esperanza,  y comenzamos a  transitar los distintos misterios de la vida de Jesús, llenándonos así de su vida y de su palabra.

 

Hoy el evangelio nos presenta la vocación de Mateo, y estamos también en este tiempo leyendo el evangelio según San Marcos, y bueno en este evangelio Jesús pone la mirada en Mateo, un publicano, un recaudador de impuestos, alguien que esta mezclado con el tema del dinero, y como nos sorprende realmente que Jesús llama a personas tan distintas, con oficios tan diversos, y  incluso con oficios mundanos no, que a cierta mirada puritana diría: ¿Cómo llama a esta persona?, ¿ Cómo se dirige a esta persona? Jesús nos muestra con esto que rompe  todos  nuestros esquemas, muchas veces esquemas farisaicos, hipócritas,  que encasillamos a las personas  por una actividad, y  sin embargo Jesús conoce el corazón de cada uno y  Jesús tiene que decir: “He venido a llamar  a los  pecadores,  no a los justos”

 

Bueno  hoy también el Señor nos llama  a cada uno de nosotros, ojala que tengamos en el corazón este sentido de sabernos pecadores, para poder experimentar así el llamado del Señor, que aleje de nosotros todo sentimiento de soberbia, de autosuficiencia en el bien y que nos haga ver, descubrir realmente que somos un  pobre gente, con muchos  pecados, pero abiertos a la misericordia del Señor. También vemos hoy, este atractivo de Jesús, como Mateo deja todo, como lo habrá mirado el Señor, con que penetración, con que amor, con que fuego, que aquel hombre dejando todo su labor, y todas  su tareas, se entrega totalmente al Señor.

 

Que también hoy la palabra  y la mirada de  Jesús se clave en nuestro corazón y también como Mateo le entreguemos todo para hacer de él toda nuestra vida y a su vez  también luego comunicarla a los demás.

 

 

 

 

Oleada Joven