Evangelio según San Marcos 2 , 18-22

lunes, 17 de enero de
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En aquel tiempo, un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decir a Jesús:«¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y en cambio los tuyos no?»Jesús les contestó:«¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras el novio está con ellos, no tiene sentido que ayunen. Llegará un día en que el novio les será quitado; entonces ayunarán.Nadie cose un remiendo de tela nueva a un vestido viejo, porque lo añadido hará encoger el vestido, lo nuevo hará encoger lo viejo, y el desgarrón se hará mayor.Y nadie guarda vino nuevo en odres viejos, porque el vino hará reventar las odres y se perderán vino y odres. A vino nuevo, odres nuevos.

 

Palabra de Dios.

 

 


Padre Maximiliano Turri  Encargado de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de Chascomús

 

La Iglesia hoy celebra a San Antonio Abad, un monje, un gran padre de la Iglesia.

Nos ayuda a descubrir la Iglesia hoy, el valor de este tiempo en el cual estamos viviendo, pleno enero, pleno tiempo de vacaciones.

 

Y hay dos valores que en San Antonio Abad podemos reconocer, el silencio y el desierto.

San Antonio, leyendo el Evangelio donde dice: “si quieres ser perfecto, vete, vende todo lo que tienes”, él entendió eso, lo vendió todo y se fue al desierto a una vida de soledad y penitencia. El desierto fue para él el espacio para el encuentro con Dios y el encuentro en toda su vida.

Nosotros en este tiempo, que pasa, para algunos si es posible en el descanso, tenemos el momento y el encuentro con el desierto, nuestro desierto es el tiempo diferente, el tiempo en el cual cortamos con el ritmo de la vida anual y nos encontramos con Dios, o queremos y podemos encontrarnos con Dios. Es el tiempo para mirar la vida, es el tiempo para redescubrirnos de modo personal y si es posible, también en la familia. Ante el ritmo anual, donde no hay tiempo para nada, nos encontramos con el tiempo libre para poder estar con nosotros.

 

Entonces yo te invito a un par de preguntas: ¿Cómo usamos o cómo usás el tiempo de descanso?, ¿nos cansamos más que disfrutarlo? ¿Es un espacio un tiempo para el encuentro con Dios, y con los que nos rodean? ¿Cómo usamos el descanso? ¿Cómo volvemos del descanso?, ¿iguales como fuimos o peores?

 

El gran padre de la vida retirada en Dios, el gran padre San Antonio Abad nos puede ayudar a descubrir el valor de retirarse de todas las actividades diarias, para tener un tiempo para Dios, para los demás, y sobre todo para uno mismo.

 

Disfrutá de este tiempo, si sos universitario, si sos estudiante, te queda poquito, ya arrancás con las actividades, pero sobre todo no saques a Dios de este tiempo, desde Él retomá tu propio tiempo, el año que empezás, para que en el cansancio puedas recordar que Él no te abandona y que solamente en Él está tu fuerza.

Dios te bendiga.

 

Oleada Joven