Evangelio segun San Mateo 23, 1-12

lunes, 21 de marzo de
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"Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen.  Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos;  les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".

Palabra de Dios


 

Monseñor Fernando Maletti  Obispo de la Diócesis de Bariloche



 

 

Queridos muchachos y chicas, queridos hermanos y hermanas a través de Radio María, quiero en este día especial saludarlos y comentarles el Evangelio de este día, donde Jesús dice en el texto de San Mateo 23, 1-12 que no hagamos como los Fariseos, que atan pesadas cargas y ellos no son capaces de llevarla ni siquiera con la punta del dedo, y dice: “Todo lo hacen para que los vean, son Fariseos”.

 

Ciertamente que los Fariseos eran aquellos que sacaban de las casillas a Jesús, porque eran incoherentes, porque hablaban y no hacían, porque juzgaban a los demás y ellos caían siempre en lo que criticaban, por eso merecen de Jesús epítetos terribles, sepulcros blanqueados, raya de víboras, lobos feroces disfrazados con pieles de corderos. En este tiempo de conversión también nosotros, todos los cristianos estamos llamados a quitarnos la careta de la imagen y revestirnos de la vestidura de un Dios que nos dice: “El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado y el que se humilla será elevado” y así como nuestras prácticas religiosas pueden ser muchas veces para mostrar nuestro orgullo y nuestra vanidad, cierto exhibicionismo que podemos tener en algunos momentos personales de mal entendida fe religiosa.

 

 

Dios nos dice que lo más importante es ser sinceros ante Él, y aquí está un poco la clave de lo que nos dice la Palabra de Dios en este martes de Cuaresma, que seamos sinceros ante Dios, que Dios nos ve como somos y por lo tanto lo mejor es mostrar ante los demás lo bueno que somos, pero aquella bondad que mostramos sea realmente una realidad que ha echado raíces en nuestro corazón, fruto de un cambio de vida que debe ser constante, fruto de dominar nuestra tentación de incredulidad con la fe, nuestra tentación de “no te metas”, o de depresión, o de encerrarnos con la virtud de la esperanza; nuestra tentación de egoísmo, de pensar solo en nosotros mismos, de buscar mi bien sin importarme lo de los demás, de huir de las situaciones difíciles con la virtud del amor.

 

 

En el fondo es un llamado a que fruto de esta sinceridad de Dios lo que se muestre ante los demás a nivel familiar, a nivel de nuestras comunidades, a nivel social (en nuestro barrio, en nuestra ciudad, en nuestro pueblo) es que la experiencia de Dios nos cambia el corazón y no simplemente muchas veces palabras vacías, que están como enmarcadas en un querer justificarnos ante los hombres como hacían los Fariseos. Nos pasa a todos, a los que tenemos un ministerio como el que les habla (ministerio episcopal), como al recién bautizado; a todos los cristianos nos pasa, nos sucede esta terrible tentación de no ser coherentes y de por un lado dar una imagen entre comillas, pero que nuestra realidad va por otro lado. La propuesta de Jesús es que unamos fe y vida, porque cuando Dios nos reciba Él nos va a decir que entremos a participar en su casa porque hemos sido fieles en el amor.

 

Que Dios los Bendiga, que les tenga a todos en su misericordia infinita, mucha gracia para cada uno para poder realmente dar vuelta, cambiar nuestro corazón y fruto de la gracia del Bautismo y nuestra Confirmación mostrar ante los demás que queremos vivir una vida coherente y limpia.

 

Oleada Joven