Evangelio segun San Marcos 6, 17-29

domingo, 14 de agosto de
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 Herodes, en efecto, había mandado arrestar a Juan, y lo había encadenado en la cárcel, a causa de Herodías, la mujer de Filipo, su hermano, pues la había tomado por su mujer. Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano". Herodías le guardaba rencor, y quería hacerlo morir, y no podía. Porque Herodes tenía respeto por Juan, sabiendo que era un varón justo y santo, y lo amparaba: al oírlo se quedaba muy perplejo y sin embargo lo escuchaba con gusto. Llegó, empero, una ocasión favorable, cuando Herodes, en su cumpleaños, dió un festín a sus grandes, a los oficiales, y a los personajes de Galilea. Entró (en esta ocasión) la hija de Herodías y se congració por sus danzas con Herodes y los convidados. Dijo, entonces, el rey a la muchacha. "Pídeme lo que quieras, yo te lo daré". Y le juró: "Todo lo que me pidas, te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino". Ella salió y preguntó a su madre: "¿Qué he de pedir?" Esta dijo: "La cabeza de Juan el Bautista". Y entrando luego a prisa ante el rey, le hizo su petición: "Quiero que al instante me des sobre un plato la cabeza de Juan el Bautista". Se afligió mucho el rey; pero en atención a su juramento y a los convidados, no quiso rechazarla. Acto continuo envió, pues, el rey un verdugo, ordenándole traer la cabeza de Juan. Éste fue, lo decapitó en la prisión, y trajo sobre un plato la cabeza que entregó a la muchacha, y la muchacha la dió a su madre. Sus discípulos luego que lo supieron, vinieron a llevarse el cuerpo y lo pusieron en un sepulcro.



Palabra de Dios




Pbro. Maximiliano Turri

 

El Evangelio de hoy es una radiografía del hombre sin Dios.

Herodes es un buen ejemplo, su ambición lo llevó a tener que determinar y a detener a quien era de su mismo grado, alguien que le caía bien, a ese que tuvo que detener no es otro que Juan, el Bautista.

 

Herodes termina así siendo esclavo, esclavo de tres modos distintos, tres tipos de esclavitudes: del alcohol, de una sexualidad desordenada y del qué dirán.

Herodes es esclavo  del alcohol, ya que tuvo que tomar la decisión en un contexto de festejo, donde sin lugar a duda, el vino y los excesos no escaseaban. Herodes va a ser esclavo de la sexualidad desordenada, ya que al bailarle la hija de Herodías, quedó tan prendido en esa escena que fue capaz de decir estas palabras: “Pídeme lo que quieras y te lo daré”, y no solamente esto, sino llegando al extremo de afirmar: “Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.” Y, por último, Herodes va a terminar siendo esclavo del que dirán, ya que no pudo contradecirse y tuvo que llevar a cabo lo que no quería, matarlo a Juan Bautista no estaba en sus planes, pero la presión del entorno y las palabras que él había dicho lo llevó a cometerlo.

 

A la luz del texto del Evangelio, y a la luz del corazón de Herodes, hoy es un día para que cada uno de nosotros pueda hacerse, desde la humildad, desde la verdad, un verdadero examen de conciencia. Y la pregunta que uno se puede hacer es: ¿cómo está mi corazón, está prisionero de alguna de esas esclavitudes? Sin miedo, con humildad y confianza, es una buena oportunidad para preguntar, abrirse a Dios nos permitirá liberarnos de toda esclavitud y vivir en la libertad de los hijos de Dios, libertad que es opuesta a la esclavitud, no vivir dependiendo de factores externos, depender de Dios, de su Palabra y sostener nuestras vidas desde la verdad que somos en Dios, y no desde figuras o patrones externos que muchas veces la cultura nos propone y que no están de acuerdo con el Evangelio.

Llamado y desafío, invitación y gracia de Dios para llevarlo a cabo.

 

Que tengas un hermoso día. Que Dios te bendiga.

 

 

Oleada Joven