Evangelio segun San Mateo 20, 1-16

martes, 16 de agosto de
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" En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo”.



Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo. Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía otros que estaban en la plaza y les dijo: “¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?” Ellos le respondieron: “Porque nadie nos ha contratado”. El les dijo: “Vayan también ustedes a mi viña”. Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador:
“Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros”.



Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno. Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Entonces comenzaron a reclamarle al propietario, diciéndole: “Estos últimos trabajaron sólo un rato y, sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor”. Pero él respondió a uno de ellos:  “Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó de último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?”  De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos».



Palabra de Dios



 


 

P. Mariano Cortes    Asesor de la Pastoral Juvenil de la Diócesis de 9 de Julio

 


El Señor nos relata aquella parábola tan bonita de aquel hombre que sale a trabajadores para la viña, sale a buscar a distintas horas y a todos los llama por igual.

 

Lo curioso, lo notable de esta Parábola es que, no solo que llama a todos, llama a distintas horas, les da la misma oportunidad a todos  de trabajar, sino que además les da a todos la misma paga, a todos les paga por igua.

 

Cuenta la sorpresa de aquellos que habían trabajado más, el dueño de la mies les entrega a sus trabajadores exactamente lo mismo, a todos.

 

Así es el Señor con nosotros, a todos nos llama, tal vez a algunos en la primera hora en el primer momento de nuestra vida; a otros más adelante, a otros en plena juventud, a otros ya en la adultez. Lo importantes es todos recibiremos la misma paga, la paga del reino de los cielos, la paga de gozar junto a Él de la vida eterna, de esa vida que Él nos ha prometido y nos entregará cuando partamos al encuentro con El.

 

Por eso sería interesante, en este día, te propongo, que te preguntes ¿Cuál ha sido el momento de tu vida el Señor te ha llamado? ¿A dónde estabas?  ¿Qué estabas haciendo? ¿Cómo te encontró? El que te llamo. ¿Cuál ha sido tu respuesta? ¿Si has sabido aceptar la invitación a trabajar en su Reino? ¿Si has aceptado su propuesta? O si todavía no has terminas de aceptarla.

 

Que el Señor te de la gracia de encontrar en Él el premio y la alegría de todo tu esfuerzo, de todo tu trabajo. Aceptar también a tus hermanos que son obreros en tu misma miel, en la misma miel Señor y con ellos trabajar juntos en comunión, construyendo el reino.

 

Te dejo con la Palabra de Dios, que sea tu alimento, que sea tu compañía y con mi bendición



 

Oleada Joven