Absurda pretensión la de querer prescindir de Ti en este planeta.
Impreso en cada senda, imposible silenciar el vestigio de tu huella;
de tu mano moviendo el latir de cada ser viviente.
Absurda pretensión. altiva insensatez hecha de barro y de soberbia:
la de buscar la vida sin aspirar el soplo vital de tus alientos.
Absurda pretensión de un Adán vanidoso, enceguecido y muerto.
Sacarte a Ti, mi Dios, del incesante rodaje de los tiempos; borrarte del constante devenir de las edades.
Acallar tu Presencia. ¡Absurda pretensión y vano intento!
Irma Bettancourt Siggelkow.