Porque es tarde, Dios mío, porque anochece ya, y se nubla el camino. Porque temo perder las huellas que he seguido, no me dejes tan solo y quédate conmigo.
Porque he sido rebelde y he buscado el peligro e investigué curioso las cumbres y el abismo perdóname Señor y quédate conmigo.
Porque ardo en sed de ti y en hambre de tu trigo, ven siéntate a mi mesa, dignate ser mi amigo. ¡Qué rápido cae la tarde…! ¡Quédate conmigo!
Amén.