Señor Dios,
al comenzar el día Tú me visitas
y me abres la ventana para que admire
todas las maravillas que has creado.
Y entre todo lo que has creado
veo a la persona humana, tu obra más grande.
Tú me has creado con la capacidad de hacer el bien
pero yo me siento con frecuencia débil y necesitado;
por eso, quizá, pido tu ayuda con tanta frecuencia.
Señor, deseo ser libre,
decidir por mí mismo las cosas,
pero es una pretensión que nunca termino de alcanzar,
aunque voy entendiendo poco a poco
que realizarme enteramente
es darme cada día más a la gente, como Jesús.
Tú me has prometido, Señor,
que me oirás y me darás tu ayuda
y yo confío plenamente en Ti y me fío de tu palabra,
y aunque a veces piense que estoy a la deriva,
yo sé que Tú estás ahí, en mis idas y venidas
en el silencio de mi vida y en la historia del mundo.
Dame valor para seguir adelante, Señor,
y sobre todo para dejarme guiar por Ti.
Amén.