Querido Señor,
mi corazón está lleno de gratitud
por el tiempo que me has concedido
para estar aquí, en este mundo
que Tú creaste con tanto amor.
Quizá mi oración no ha sido
tan profunda e íntima como yo habría querido.
Mi mente se ha preocupado con frecuencia
de pequeñas inquietudes y problemas insignificantes.
Te doy gracias por este don de un valor incalculable.
Te pido que me des la gracia de que mi vida
sea merecedora de este maravilloso don que eres Tú mismo,
dame la gracia de que permanezca fiel a tu Espíritu
y que sea capaz de compartir la nueva fuerza que ahora experimento
con todas las personas que se cruzan en mi camino.
Señor manifiesta tus abundantes bendiciones a todos los hermanos,
que me han mostrado con tanta claridad, la realidad de tu amor.
¡Amén!
Henri J.M. Nouwen